Existe una tasa de 12.8 muertos por cada 100 mil habitantes, lo que representa una disminución del 3% en comparación con 2016, cuando se registró una tasa de 13.2
Si bien hay mucho por hacer para lograr el objetivo impuesto por la ONU en 2010 de reducir en diez años un 50% el número de decesos por accidentes viales, es claro que de 2013 a nuestros días existe una importante reducción en el número accidentes viales, que desafortunadamente no se refleja en el número de defunciones:
Cada año mueren cerca de 1.3 millones de personas por accidentes viales en el mundo y entre 20 y 50 millones padecen traumatismos no mortales. Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en todos los grupos etarios, y, consistentes con el caso de México, representan la segunda causa de decesos de personas de entre 15 a 29 años. Todo esto se traduce en un problema de salud pública que es urgente resolver.
Es responsabilidad de todos los que estamos detrás de un volante cuidarnos y cuidar a los demás.
Un accidente puede cambiarle la vida a una persona y/o la de sus familiares e involucrar a personas que nunca habíamos conocido, por esta razón es de vital importancia evitar los errores más comunes y desafortunadamente letales al momento de manejar nuestro auto.
Un estudio realizado en el Instituto de Transporte de la Universidad Tecnológica de Virginia, afirma que el volante y el celular no combinan. Muchos de los accidentes se producen debido a que nuestro nivel de atención debe estar enfocado a una de la dos cosas y no en ambas simultáneamente, aunque creamos que somos capaces de hacerlo.
De manera más dramática, leer o contestar los mensajes de texto, ver las últimas noticias en redes sociales o mandar fotos, provocan una mayor distracción en nuestra conducción y por ende representa un mayor riesgo.
Más del 20% de los accidentes de tránsito se deben a los efectos del alcohol al conducir, ya que nuestros sentidos al beber se ven seriamente afectados, por lo mismo, hay que ser precavido y evitar el pensamiento de “si me tomo sólo una copa no pasará nada”.
Existen distintos medios de transporte para regresar a casa seguros, si sales con amigos elije un conductor que no beba.
La velocidad es otra de las causas principales de accidentes automovilísticos, con el problema adicional de que cuando ocurre un accidente de esta naturaleza, generalmente tiene consecuencias graves.
Carreteras resbalosas, parabrisas mojados y llantas en mal estado hacen que el manejar se vuelva peligroso, debido a que puede generar la pérdida de control del auto.
Por su parte, la niebla reduce la visibilidad de lo que tenemos en frente. Si te encuentras en una carretera con neblina utiliza las luces bajas, y si tienes faros de niebla enciéndelos pero no uses las luces altas y por ningún motivo rebases al auto de enfrente.
Existen conductores que por distracción no se percatan cuando la luz verde cambió, generando terribles choques e incluso causando la muerte de personas.
Desafortunadamente la gente toma a la ligera las señales de tránsito, sin embargo ignorarlas repercute en terribles accidentes.
Al manejar con la música a todo volumen se pierde contacto auditivo con lo que sucede en el entorno. El sonido de una patrulla o ambulancia puede ser imperceptible para quien conduce en estas condiciones, pudiendo ocasionar un gran accidente e incluso provocar la muerte.
Rebasar un auto por la derecha es indebido y una maniobra peligrosa, pero lo es aun más en carreteras de un solo carril. Todos sabemos que es muy molesto ir detrás de un auto o camión que circula lento, pero a pesar de ello no se debe rebasar nunca en línea continua o curvas, ya que un accidente en esas condiciones suele ser letal.
La siniestralidad en motocicletas básicamente se reduce a caídas y colisiones donde entran en juego diferentes factores, mismos que presentamos a continuación:
Está probado que la velocidad elevada contribuye a aumentar el riesgo de sufrir un accidente ya que tiene un papel fundamental en la aparición de otros factores, como la pérdida de control de la moto, los climas húmedos o las distracciones.
Al tener sólo dos ruedas como puntos de apoyo, con las frenadas fuertes es muy probable perder el control de las ruedas y volcar.
Es impredecible la calidad del camino, por eso es importante adaptar la conducción a las condiciones que se presenten. Si llueve, la velocidad debe ser mucho menor a lo normal y las maniobras tendrán que suavizarse.
Querer adelantar cuanto antes, pasar el semáforo que está en ámbar o hacer maniobras imprudentes son sólo algunos ejemplos de factores para que sufrir un accidente.
Al incorporarse a un carril es común medir mal la velocidad a la que va otro vehículo provocando una colisión.
Es una de las más habituales y en todos los casos es culpa del conductor. Simplemente, el piloto pierde el control de la moto por falta de experiencia.
Después de los peatones, los ciclistas son el grupo más débil y proclive a sufrir importantes heridas tras un accidente, debido en muchas ocasiones al desconocimiento del reglamento de tránsito. Algunas de estas conductas peligrosas son:
Incumplir las normas del reglamento de tránsito.
Ir en la dirección contraria al sentido de la calle.
Exponerse a condiciones extremas del clima (tormentas).
Manejar cerca de autos estacionados con el riesgo de ser golpeados por la puerta de un auto cuando se abra.
Atropello por circular en zonas prohibidas y vías rápidas.
Sujetarse de otros vehículos para impulsarse.
Circular sin casco.
Circular de noche sin luces.
Los peatones son el eslabón más vulnerable en los accidentes de tránsito y si bien a veces son víctimas de mal manejo de los conductores, muchas veces ponen en riesgo su integridad por conductas peligrosas, entre las que destacan:
Cruzar distraídamente.
Cruzar en medio de las calles o fuera de las áreas marcadas en el pavimento.
Cruzar cuando los vehículos tienen el siga (luz verde).
No utilizar los puentes para cruzar avenidas.